El encuentro en Ferrol comenzó con un Cartagena convencido de llevarse los tres puntos. Antes de consumirse el primer minuto de juego ya tuvo una clara ocasión el cuadro de Calero tras un gran pase largo de Alcalá que plantó a Jansson sólo ante Cantero. El sueco definió sin potencia contra el portero en la acción que anunciaba las intenciones del cuadro albinegro.
Con la presión alta, los visitantes controlaron bien cualquier intento de avance local y atosigaron su área con mucha presencia de futbolistas. En ese tramo de partido, Embaló brilló fugazmente con una conducción en la que se deshizo de varios defensores -aunque fue su única aportación de la primera parte- y Rico tuvo el primer gol en una jugada de pizarra ejecutada a la perfección hasta el momento del golpeo.
Al cuarto de hora de juego, Jansson disparó arriba desde la frontal para confirmar el monólogo albinegro, pero fue entonces cuando despertó el equipo gallego. Perdonó el Racing de Ferrol el tanto tras una magnífica combinación al borde del área entre Iker Losada y Álvaro Giménez que finalizó el primero con un centrochut. El balón salió rozando el palo y Heber Pena no llegó a empujarla en el segundo palo por centímetros.
Tras varios minutos sin ocasiones, un intercambio de golpes agitó el encuentro. El Cartagena casi logra marcar gracias a una buena subida de Solà que no finalizó Ortuño por poco y en la siguiente acción de ataque ferrolano todo cambió. Arnau Solà se lesionó y abandonó el campo entre lágrimas mientras el colegiado revisaba el monitor del VAR. En el inicio de la jugada, Jon García tocó la pelota con la mano en su propia área: penalti para el Cartagena que Juan Carlos Real se encargó de transformar para hacer el 0 a 1.
Que la pelota rebasara la línea de gol y se alojara en las redes de A Malata significó mucho más que un tanto. Significó la primera vez que el Cartagena anotaba el primer gol del partido y la segunda que se adelantaba en el marcador en todo el curso. Conscientes de ello, los futbolistas lo celebraron con rabia y amarraron el resultado hasta la llegada del descanso.
La segunda mitad mantuvo el mismo guión. El Cartagena salió con intención y provocó tres saques de esquina en el primer minuto tras la reanudación. No obstante, y como era de esperar, el cuadro local fue adelantando líneas conforme pasaron los minutos. En consecuencia, Calero introdujo dos perfiles defensivos como Alarcón y Muñoz por Juan Carlos Real y Rico, los centrocampistas más adelantados.
En la última media hora de partido lo pasó mal el Cartagena. A pesar de ello, supo sufrir. Marc Martínez salvó el empate hasta en tres ocasiones claras de los gallegos: A Carlos Vicente en un mano a mano clarísimo tras un pase de cincuenta metros; de nuevo al extremo tras un disparo con rosca al palo largo; y también a Álvaro Giménez, que finalizó una jugada de centro lateral con un disparo potente y cercano. Resolvió las tres con la calidad que se le demanda, sin embargo, pasó de héroe a villano cuando el temporal parecía haber amainado.
Aguantó el Cartagena hasta el descuento y entonces recibió el mazazo. El mismo Marc que daba los dos puntos a su equipo, se los quitó en la última jugada del partido. Se preparó Vadillo para golpear de falta lejana, el meta colocó la barrera partida para ver con claridad la pelota y aún así, le terminó sorprendiendo. El golpeo a media altura botó en la pequeña y superó la estirada de un Marc demasiado blando. El uno a uno era un castigo duro para el Cartagena, pero justo tras la segunda parte.
Finalmente suma un punto el cuadro albinegro y se queda a dos minutos de su segunda victoria. Se mantiene como colista con cinco puntos, a cuatro de la salvación.
La Opinión
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