San Fernando CD 1-2 FC Cartagena

Y cuando el FC Cartagena andaba sumido en las tinieblas, surge de lo más oscuro, para lanzar una llamada de atención a los de arriba y a los de abajo. No lo ha dicho todo este equipo, que perdía el liderato hace unas jornadas y trataba de averiguar, recostado y abatido el diván de su psicólogo, qué hacer para solucionar su grave crisis de identidad.
Antes lozano, erguido y seguro, el bloque entrenado por Munúa languidecía cada semana, con una sombra, quieta sobre su cabeza, que no le dejaba ver el sol y le impedía caminar tan alegre y descarado como antaño.
Pero este equipo, tras una profunda introspección y en una búsqueda precisa de sus problemas, fue capaz, al fin, de reconocer que tenía un lastre de muchas toneladas que ha logrado soltarse a tiempo.
Ayer lo volvía a demostrar en el Bahía Sur de San Fernando. Sin ser un equipo dominante, estuvo a la altura de las circunstancias que la situación en la clasificación le exigían y el rival le planteaba.
Elady, siempre Elady, volvía a ser fundamental en la victoria de este Cartagena. No ya fueron sus goles, sino sus asistencias las que brindaron a sus compañeros Aketxe y Rubén Cruz la capacidad para anotar y traerse para casa los tres puntos.
Munúa había reparado tras los empates en casa y las derrotas a domicilio de marzo y abril que algo había que cambiar. Tras la derrota ante el Real Murcia reconoció por vez primera que debía hacer autocrítica y volver a afinar a un desafinado equipo. Por eso ante el CD El Ejido metió a tres centrales y dos carrileros, con la presencia de Elady por el centro y un equipo más rápido a la contra, en las transiciones, sobre todo por los costados.
En aquella ocasión salió bien, por lo que tras la victoria en casa, el entrenador consideraba que el San Fernando le iba a exigir mucho más en defensa que los almerienses. Así pues, Moisés, Ayala y Josua Mejías formaron ese trío en el eje de la defensa que volvía a demostrar que esa era parte de la fórmula que devolvía la vitalidad perdida a este Cartagena.
A Santi Jara le tocó de nuevo trabajar con más recorrido en la banda, mirando siempre de reojo la parte de atrás, pero sin perder su clara vocación ofensiva, toque, dribling y centro.
Cordero es el que más destaca en esta nueva disposición del equipo. El sevillano volvía a rozar casi la perfección, porque abarca el centrocampista todo y un poco más en la parcela ancha. Omnipresente y con capacidad para incorporarse por sorpresa en ataque.
Moyita reaparecía tras su sanción y buscaba el equilibrio y la pausa, pero se encontró con un San Fernando que trataba de robar rápido el balón, que no dejaba demasiados espacios y con el balón en los pies poco aportaba a pesar de no desistir nunca de intentarlo.
El bloque local salió emulando al vendaval que se vivía en San Fernando. Apretó mucho en un primer cuarto de hora en el que no dejaba respirar casi a los de Munúa. Lo intentaba casi siempre de la misma manera, con balones a los costados, para que Pedro Ríos o Pablo Sánchez mandaran con rosca el cuero al área buscando la cabeza de Pau Franch, el rebote sobre Carri o el error defensivo de los albinegros, que casi nunca se produjo. Eso sí, metieron al Cartagena atrás y, de paso, evitaban cualquier despliegue albinegro en medio campo.
Pero el Cartagena soportó bien la presión, no le intimidó el fútbol que, por otro lado, esperaba del San Fernando. Fue paciente, cubrió bien cada hueco en la zona de tres cuartos y esperaba que este chaparrón se fuera diluyendo y que el sol saliera de nuevo.
El fuelle de los de casa se fue desinflando minuto a minuto hasta que llegó el primer hachazo de Elady. Fue, por otro lado, una contra que pilló completamente desprevenido al San Fernando. Balón en largo a Elady desde el costado izquierdo. El jienense llegó hasta el área con el balón controlado. Levantó el pie, pisó el balón y esperó a Aketxe, que llegaba raudo al segundo palo. Pase entre las piernas del defensor y el vasco mandaba al fondo de las mallas. Contra de manual y el Cartagena hacía tambalearse a un rival que sabía que se las jugaba de todas todas en este transcendental enfrentamiento para unos y para otros.
Con el dominio de los azulinos no se vislumbraba casi los claros errores defensivos de los de casa, que a punto estuvieron de costarles un segundo gol antes del descanso. Fue Santi Jara por la derecha el que metía un balón al otro lado, al que llegaba Elady. Pinchó éste el balón y remató fuerte pero centrado, por lo que el portero local pudo despejar el que parecía ya el segundo tanto antes de irse a la caseta ambos equipos.
El San Fernando ofreció de nuevo una versión similar 45 minutos después, pero ya sin tanto empuje, tanta precisión o tanto entusiasmo como al comienzo.
No puedo obviar que el Cartagena estaba ofreciendo uno de sus partidos más solventes de medio campo hacia atrás y además había sabido concretar con contundencia y efectividad lo que le había tocado hacer de medio campo hacia arriba.
Sin tener el balón, tampoco se sentía incómodo el bloque de Munúa, que trataba de mandar en largo a Aketxe y a Elady para que apuntillaran el marcador con un segundo tanto que podría ser definitivo.
Santi Jara daba el susto al retirarse lesionado cuando se había cumplido la hora de partido. Munúa cambió la pieza por otra más defensiva, en este caso por Pedro Orfila que no jugaba un partido desde la jornada trigésimo segundo ante el Real Murcia.
El San Fernando puso toda la carne en el asador, porque no le quedaba otra que ir a la búsqueda a contrarreloj del empate para optar a la victoria. Pero eso ayudó a que las marcas se relajasen en defensa y el entrenador albinegro no estaba dispuesto a desaprovecharlo. Rubén Cruz relevó a un exhausto Aketxe y Elady se quedaba ahí, agazapado, esperando otra nueva oportunidad que sí le llegó, en el minuto 77, con una jugada perfectamente trenzada por él y culminada por Rubén Cruz. Otra vez esperó al delantero para cederle el balón y éste batir al portero por bajo.
El partido parecía sentenciado a menos de un cuarto de hora para el final, pero el San Fernando se revolvía con un tanto en el 81 de Pedro Ríos. Más madera para este partido tan intenso y disputado.
El equipo de la isla presionó lo más que pudo y lo volvía a intentar con otro chut de Pedro Ríos desde la frontal que Joao Costa salvó para evitar el empate.
Elady tuvo el 1-3 en el tiempo añadido, con un mano a mano que se saldó a favor de Milovic.

El sufrimiento tuvo su recompensa. El Cartagena volvía a ganar a domicilio casi dos meses después y sigue vivo y coleando.
La Opinión

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